El amor y la belleza tienen profundos lazos que se determinan mutuamente. De hecho, hay quienes afirman que el mejor tratamiento de belleza es estar enamorados. Pero… ¿cuánto hay de cierto en esta creencia? ¿Es cierto que el amor y la belleza van de la mano?
Pues bien, se ha comprobado que el amor no sólo actúa sobre nuestra psiquis liberando una serie de hormonas que nos hacen ser más felices sino que además, actúa sobre nuestro físico. De hecho, las relaciones entre el amor y la belleza son mucho más profundas de lo que podríamos esperar.
Se conoce que cuando la persona está enamorada sus ojos tienen un brillo especial, su piel luce más tersa y el cabello es más sedoso. A la misma vez, adoptamos una postura más erguida que nos hace contraer los músculos del abdomen y enderezar los hombros; debido a esto, tanto las mujeres como los hombres enamorados, resultan más atractivos ante los ojos de otras personas.
En este punto muchos se preguntarán: ¿la vinculación entre el amor y la belleza no será una cuestión meramente psicológica?
No del todo. Es cierto que cuando amamos y nos sentimos amados nos creemos más seguros y confiados y esto se expresa en la asunción de posturas corporales más atrevidas y desenfadadas. No obstante, todo lo que sucede entre el amor y la belleza no está en la mente.
Por ejemplo, en la revista Journal of Psychosomatic Research se publicó una curiosa investigación donde se correlacionaban: los besos, la salud, el amor y la belleza. El estudio fue realizado con 52 personas. Los resultados mostraron que aquellas parejas que se besaban más y que estaban más enamorados también demostraron menos estrés, depresión e incluso, niveles más bajos de colesterol en sangre.
Estos cambios se deben al hecho de que un beso en los labios activa el sistema simpático y estimula algunas reacciones endocrinas. Además, aumenta los niveles de dopamina (relacionada con el bienestar) y de testosterona (asociada al deseo sexual). Por si esto fuera poco, las glándulas adrenales segregan adrenalina y noradrenalina, que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca pero a la misma vez tonifican la piel del rostro, aumentando el flujo...leer más
Fuente: ecuen (Leticia Rodríguez)
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