Cuando nuestro hijo o hija ha entrado en la adolescencia, nuestra función se puede complicar un poco más. Hay que gestionar un arsenal afectivo que en ocasiones se descontrola. Los sentimientos se remueven y se intensifican a lo largo de esta etapa en la que el adolescente conquista su autonomía y teme que el precio que debe pagar por ella sea la pérdida del amor de sus padres...leer más.
Fuente: Mujer Hoy
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